Australopithecus anamensis es una especie extinta de homínidos que vivió en África hace aproximadamente entre 4.2 y 3.9 millones de años. Es considerado uno de los primeros ancestros en la línea evolutiva que lleva hacia el género Homo.
Descubrimiento
La especie Australopithecus anamensis fue descubierta por la paleontóloga Meave Leakey y su equipo en 1994 en Kanapoi y Allia Bay, cerca del lago Turkana en Kenia. El descubrimiento se basó en fósiles datados entre 3.9 y 4.2 millones de años atrás, que incluyen partes de mandíbulas, dientes y huesos largos. Estos hallazgos fueron fundamentales para entender mejor la evolución temprana de los homínidos y proporcionaron evidencia sobre cómo caminaban y posiblemente utilizaron herramientas nuestros antepasados.
Cronología
El Australopithecus anamensis vivió en África durante el Plioceno, aproximadamente entre 4.2 millones y 3.9 millones de años atrás. Esta cronología lo sitúa como uno de los homínidos más antiguos conocidos en el registro fósil y sugiere que fue el antecesor directo de Australopithecus afarensis, la especie a la que pertenece el famoso fósil «Lucy». Los fósiles se han encontrado principalmente en dos sitios en Kenia: Kanapoi y Allia Bay, aunque otros hallazgos en Etiopía también han sido atribuidos a esta especie. Su existencia durante este periodo temporal crucial ofrece una ventana importante a la evolución temprana de los homínidos, destacando las adaptaciones iniciales para una locomoción bípeda, aunque aún mantenían algunas características primitivas para trepar árboles.
Características físicas
El Australopithecus anamensis presentaba una mezcla de características tanto primitivas como más avanzadas que ofrecen una visión sobre la evolución temprana de los homínidos hacia la bipedación y posiblemente otros comportamientos humanos tempranos.
- Tenían una mandíbula robusta y una dentición adaptada a una dieta que podría incluir alimentos duros o fibrosos.
- Los dientes eran grandes con esmalte grueso, particularmente los molares, adecuados para masticar vegetación resistente.
- Su capacidad craneal era relativamente pequeña, similar a la de los chimpancés modernos y otros Australopithecines tempranos, indicando cerebros no mucho más grandes que los de los simios modernos.
- Poseía características en el fémur y en otras partes del esqueleto inferiores que sugieren una adaptación a la bipedación. Esto incluye cambios en la forma del fémur y la pelvis que soportan una mayor carga en una postura erecta. Sin embargo, algunos rasgos en sus extremidades y articulaciones indican que también pasaban tiempo en los árboles, sugiriendo una locomoción parcialmente arbórea.
- Aunque los estimados de tamaño y peso varían, eran probablemente relativamente pequeños y delgados, un rasgo común en muchos australopitecinos primitivos.
La combinación de estos rasgos evidencia una transición importante que estaba ocurriendo en este periodo de la historia de los homínidos, desde formas de vida más arborícolas hacia una vida más terrestre y bipedal, aunque aún no habían desarrollado completamente las características asociadas con el bipedismo completo como se observa en especies posteriores como Australopithecus afarensis.
Herramientas
Hasta la fecha, no hay evidencia directa que sugiera que Australopithecus anamensis utilizara herramientas de manera sistemática or regular. Los miembros de este homínido vivieron en un periodo donde todavía no se han encontrado claras evidencias de herramientas de piedra u otros artefactos que podrían atribuirse definitivamente a su producción o uso.
La industria lítica más antigua conocida en la actualidad es asociada a menudo con Australopithecus garhi y especialmente con especies del género Homo, como Homo habilis, que aparecen algo más tarde en el registro fósil, a partir de aproximadamente 2.6 millones de años atrás con la cultura Olduvaiense. Estas herramientas consistían principalmente en sencillos artefactos de piedra trabajada utilizados para cortar, raspar y probablemente para procesar alimentos.
Es posible que pudiera haber utilizado herramientas naturales, como palos y piedras, de maneras básicas (por ejemplo, para romper nueces o cavar en búsqueda de raíces comestibles), pero cualquier evidencia de este comportamiento sería difícil de detectar en el registro arqueológico dada la antigüedad y la falta de conservación de potenciales artefactos orgánicos. La especulación sobre el uso de herramientas no fabricadas en este y otros australopitecinos tempranos sigue siendo un tema de investigación y debate entre los paleoantropólogos.
Alimentación
Aunque no se puede determinar con exactitud la dieta de Australopithecus anamensis debido a la limitada cantidad de datos directos, los estudios de sus fósiles, especialmente los dientes y mandíbulas, y el contexto ambiental en el que vivieron proveen información importante sobre su alimentación.
Los fósiles de Australopithecus anamensis muestran grandes molares con esmalte grueso y mandíbulas robustas, características que sugieren adaptaciones para consumir una dieta variada que incluía alimentos duros o fibrosos. Esta capacidad para consumir una gama diversa de alimentos haría posible que sobreviviera en diferentes entornos y condiciones climáticas variables. Los sitios en Kenia donde se han encontrado fósiles de Australopithecus anamensis, como Kanapoi y Allia Bay cerca del lago Turkana, sugieren que esta especie habitaba en un paisaje de mosaico que consistía en áreas boscosas mixtas con espacios abiertos y probablemente zonas de agua cercanas. Esto hubiera proporcionado una variedad de fuentes alimenticias, incluyendo plantas, frutos, semillas, tubérculos, y posiblemente pequeños animales y insectos.
Dado el tipo de dentición y la estructura de su mandíbula, es plausible que consumiera frutas y semillas que necesitaran ser molidas o trituradas, así como porciones de plantas más fibrosas que no pudieran ser digeridas fácilmente por homínidos con dientes más pequeños o esmalte más delgado. La habilidad para aprovechar un amplio espectro de recursos alimentarios podría haber sido crucial para su supervivencia y éxito evolutivo en un hábitat que experimentaba fluctuaciones ambientales. Investigaciones isotópicas, que examinan los tipos de carbono en el esmalte dental fósil, también pueden ofrecer pistas sobre la proporción de alimentos derivados de plantas C3 (como árboles y arbustos) versus plantas C4 (como algunos tipos de pastos y vegetación de sabana), aunque tales estudios son más comunes en homínidos más recientes.
Hábitat
Australopithecus anamensis vivió durante el período Plioceno en lo que hoy es África Oriental. Los fósiles de esta especie se han encontrado principalmente en Kenia, cerca del lago Turkana en la región de Kanapoi y Allia Bay, así como en Etiopía, en la región del valle del Rift. El hábitat donde vivía Australopithecus anamensis se caracteriza como un entorno de mosaico. Esto significa que incluía una combinación de zonas de sabana abierta, con espacios boscosos y áreas de ribera o cercanas a cuerpos de agua. Esta diversidad de paisajes habría proporcionado una variedad de recursos alimenticios y diferentes nichos ecológicos.
La proximidad a cuerpos de agua como el antiguo lago Turkana sugiere que el acceso al agua no era un problema significativo para esta especie, lo que habría sido crucial para su supervivencia durante periodos de sequía o temporada seca. La vegetación habría variado desde árboles y arbustos en las zonas más boscosas hasta pastos y herbáceas en las sabanas. Esto habría atraído a una variada fauna, incluyendo grandes herbívoros que, a su vez, podrían haber sido una fuente de carroña para Australopithecus anamensis si estos se aventuraban a utilizar recursos animales.
Durante el Plioceno, las condiciones climáticas estaban cambiando globalmente, con períodos de aumento y disminución de la humedad y la temperatura. Este cambio habría afectado la disponibilidad y distribución de la fauna y la flora, así como la composición del paisaje en sí.
El tipo de hábitat en el que vivía Australopithecus anamensis podría haber jugado un papel crucial en su evolución y supervivencia. Las habilidades para adaptarse a diversos ambientes y encontrar fuentes de alimentos en este hábitat mixto podrían haber sido importantes habilidades de supervivencia que facilitaron su desarrollo evolutivo hacia formas más avanzadas de homínidos. Además, la flexibilidad para explotar recursos en un paisaje de mosaico podría haber sido un precursor crítico para las estrategias de forrajeo y movilidad desarrolladas más tarde por otros homínidos, incluidos los miembros del género Homo.
Bibliografía
- Leakey, M. G., & Walker, A. (1997). Early hominid fossils from Africa. Scientific American, 276(5), 74-79.
- Leakey, M. G., Feibel, C. S., McDougall, I., & Walker, A. (1998). New specimens and confirmation of an early age for Australopithecus anamensis. Nature, 393(6680), 62-66.
- Ward, C. V., Leakey, M. G., & Walker, A. (1999). The new hominid species Australopithecus anamensis. Evolutionary Anthropology, 7(5), 197-205.
- Ward, C. V., Leakey, M. G., & Walker, A. (2001). Morphology of Australopithecus anamensis from Kanapoi and Allia Bay, Kenya. Journal of Human Evolution, 41(4), 255-368.
- White, T. D., Asfaw, B., Beyene, Y., Haile-Selassie, Y., Lovejoy, C. O., Suwa, G., & Woldegabriel, G. (2006). Asa Issie, Aramis and the origin of Australopithecus. Nature, 440(7086), 883-889.
- Haile-Selassie, Y., Melillo, S. M., & Su, D. F. (2016). The Pliocene hominin diversity conundrum: Do more fossils mean less clarity? Proceedings of the National Academy of Sciences, 113(23), 6364-6371.