Ardipithecus kadabba

Ardipithecus kadabba es una especie extinta de homínido que vivió aproximadamente hace entre 5.8 y 5.2 millones de años en lo que ahora es Etiopía. Es uno de los primeros ancestros conocidos del género Ardipithecus y, por extensión, del género humano.

Descubrimiento

El descubrimiento de Ardipithecus kadabba fue realizado por un equipo dirigido por el paleoantropólogo Yohannes Haile-Selassie. Los primeros hallazgos se produjeron en 1997 en la localidad de Gona, Etiopía, y consistieron en varios dientes y fragmentos óseos. Posteriormente, se encontraron más restos en el valle del río Awash, en el sitio llamado Asa Koma. Los hallazgos de Ardipithecus kadabba fueron publicados en 2001 e indicaron que esta especie pudo haber sido uno de los primeros homínidos, mostrando características primitivas mixtas entre los grandes simios y los homínidos más avanzados. Su descubrimiento aportó información valiosa sobre la evolución temprana de los homínidos y su divergencia de otros simios.

Cronología

Ardipithecus kadabba vivió durante el Mioceno tardío, en un periodo que data aproximadamente de hace entre 5.8 y 5.2 millones de años atrás. Este rango temporal lo coloca al inicio de la evolución de los homínidos, poco después de la supuesta divergencia del linaje que conduciría a los chimpancés y bonobos por un lado, y a los humanos por otro lado.

La cronología de Ardipithecus kadabba se basa en técnicas de datación como datado radiométrico de las capas de ceniza volcánica y magnetoestratigrafía, que fueron utilizadas para establecer la antigüedad de los estratos de sedimento en los cuales se encontraron los restos fósiles. Estos métodos han permitido a los científicos situar con relativa precisión a Ardipithecus kadabba en el contexto de la evolución de los primeros homínidos y contribuir a entender mejor el proceso y la cronología de la evolución humana en sus etapas más tempranas.

Características físicas

Ardipithecus kadabba, debido a la naturaleza fragmentaria de los fósiles encontrados, presenta un cuadro incompleto en términos de características físicas detalladas. No obstante, los restos descubiertos, incluyendo dientes, mandíbulas y algunos otros fragmentos óseos, ofrecen pistas sobre su morfología y comportamiento:

  • Los dientes de Ardipithecus kadabba muestran características que son intermedias entre los grandes simios modernos y los homínidos más evolucionados. Por ejemplo, los caninos son más pequeños y menos puntiagudos que los de los simios, lo que sugiere una reducción en la agresión y/o cambios en la dieta.
  • Aunque el material postcraneal es escaso, algunos huesos de los pies sugieren que Ardipithecus kadabba podría haber tenido la capacidad de caminar sobre dos piernas, aunque probablemente no de la misma manera eficiente que los homínidos posteriores. Un hueso, en particular, llamado «hueso del talón» (os calcis), sugiere alguna capacidad de soportar peso en una postura erguida, pero aún manteniendo la adaptabilidad a la vida arbórea.
  •  Basado en la comparación con especies similares y más conocidas como Ardipithecus ramidus, se estima que Ardipithecus kadabba era quizás del tamaño de un chimpancé moderno, aunque esta es una suposición general debido a la escasez de fósiles representativos del esqueleto completo.
  • Los indicativos de locomoción tanto arbórea como terrestre sugieren un estilo de vida probablemente adaptativo, capaz de moverse tanto en los árboles como en el suelo, aunque de manera menos especializada que los homínidos totalmente bipedales que aparecieron más tarde.

Estas características sugieren que Ardipithecus kadabba representó una etapa temprana de adaptación hacia el bipedalismo y otras características humanas, marcando un importante punto en la línea evolutiva que finalmente llevaría al surgimiento de géneros más especializados como Australopithecus y posteriormente Homo.

Herramientas

Hasta la fecha, no hay evidencia directa de que Ardipithecus kadabba utilizara herramientas. Los homínidos de esta época, que vivieron hace aproximadamente 5.8 a 5.2 millones de años, son tan primitivos en términos evolutivos que es improbable que tuvieran la capacidad cognitiva o el desarrollo manual necesario para fabricar y usar herramientas de manera sistemática, tal como lo hicieron homínidos posteriores como Homo habilis.

La mayoría de las evidencias de uso de herramientas en homínidos no aparece hasta mucho más tarde en el registro fósil. Por ejemplo, las herramientas de piedra más antiguas conocidas datan de alrededor de 2.6 millones de años atrás y están asociadas con especies más avanzadas como Homo habilis y posiblemente algunos australopitecos. Estas herramientas marcan el principio de la tecnología Olduvaiense o Modo 1.

La importancia de Ardipithecus kadabba radica más en su posible bipedalismo incipiente y en las implicaciones que esto tiene para la comprensión de la locomoción temprana de los homínidos, así como en su posición en el árbol genealógico humano, particularmente en relación con el desarrollo de características humanas fundamentales. Así que, en lugar de evidencia sobre herramientas, la relevancia de Ardipithecus kadabba se centra en la anatomía y las adaptaciones físicas relacionadas con el bipedalismo provisional y la vida en un hábitat mixto de bosques y pastizales.

Alimentación

La información sobre la dieta de Ardipithecus kadabba es deducida principalmente de la morfología dental y el estudio de los hábitats en los que vivieron estos homínidos. Aunque los datos son limitados debido a la naturidad fragmentaria de los fósiles de Ardipithecus kadabba, algunas suposiciones pueden hacerse basándose en comparaciones con especies más conocidas y análisis de sus dientes.

Los dientes de Ardipithecus kadabba muestran ciertas características adaptativas. Los caninos son más pequeños y menos afilados que los de los grandes simios contemporáneos, lo que podría indicar una reducción de comportamientos agresivos y posiblemente un cambio en los patrones dietéticos. Los dientes también muestran cierto grado de desgaste que sugiere una dieta que podría incluir frutas, hojas y otras vegetaciones fibrosas.

Aunque específicamente para Ardipithecus kadabba no se han reportado datos detallados, estudios similares en homínidos cercanos por el tiempo o por características podrían indicar una combinación de frutas, hojas, raíces, y posiblemente insectos, similar a lo observado en otros homínidos primitivos o grandes simios. Los sitios donde se han encontrado fósiles de Ardipithecus kadabba sugieren un hábitat de mosaico, que incluye sabanas arbustivas y zonas arboladas. Este tipo de entorno habría ofrecido una variedad de alimentos vegetales y alguna cantidad de proteínas animales (por ejemplo, insectos o pequeños animales), aunque la participación principal en la dieta hubiera sido probablemente vegetal.

Hábitat

Ardipithecus kadabba vivió durante el Mioceno tardío, hace aproximadamente 5.8 a 5.2 millones de años, en lo que hoy es Etiopía, en una época en la que el paisaje africano estaba pasando por importantes cambios ambientales. Los restos de esta especie se han encontrado principalmente en la Formación de Gona en Afar, y también en otros sitios del valle del río Awash. Estos sitios muestran evidencia de un hábitat que era un mosaico de áreas forestales y sabanas arbustivas.

Los fósiles sugieren que Ardipetechus kadabba podría haber tenido acceso a zonas densamente arboladas. La capacidad para moverse tanto en los árboles como en el suelo sugiere un hábitat que incorporaba áreas con cobertura forestal considerable, proporcionando tanto alimentos como protección. Junto a las áreas boscosas, el paisaje incluía partes de sabana. Estas áreas más abiertas posiblemente ofrecían variedades de recursos alimenticios adicionales, como frutas, semillas, tubérculos y pequeños animales. La proximidad a cuerpos de agua como ríos podría haber proporcionado acceso a recursos hídricos y a fuentes adicionales de alimentos como peces o crustáceos, aunque no hay evidencia concreta de que Ardipithecus kadabba explotara estos recursos.

Este ambiente de mosaico ofrecía oportunidades para una dieta variada y potencialmente también influenció el desarrollo de adaptaciones físicas como el bipedalismo incipiente, lo cual facilitaba tanto la locomoción en las ramas de los árboles como el desplazamiento en el suelo abierto. Este tipo de hábitat mixto posiblemente jugó un papel crucial en la evolución temprana de los homínidos, proporcionando diferentes tipos de desafíos y oportunidades adaptativas que podrían haber influido en el curso de la evolución humana.

Bibliografía

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