Los antiguos faraones egipcios eran considerados, al mismo tiempo, dioses y mortales gobernantes. Durante un periodo de 3000 años, 170 o más personas pasaron por el trono egipcio, un cargo hereditario, a pesar de que las lineas de sucesión se vieron interrumpidas en muchas ocasiones por asesinatos y misteriosas desapariciones.
Los faraones incluso se casaban con sus hijas, nietas, hermanas o hermanas para asegurar que el trono quedara en su familia. A pesar de ello, llegaron a pasar por el trono hasta 31 dinastías.
Los 10 faraones más famosos
- Tutankamón volvió a trasladar la capital a Tebas tras la muerte de Akenatón y restauró el culto a los antiguos dioses. Posteriores faraones eliminaron su nombre de las listas de reyes, gracias a ello se ha podido encontrar su tumba intacta.
- Cleopatra VII fue la última faraona de Egipto. Trató de evitar la conquista por parte de los romanos y fue la amanda de Marco Antonio.
- Ramsés II gobernó 66 años durante el Imperio Nuevo. Muchas de sus estatuas y templos se conservan hoy en día. Tuvo más de 100 hijos con más de doce mujeres.
- Ramsés III gobernó también durante el Imperio Nuevo y fue considerado el último gran faraón. Fue asesinado por una de sus mujeres.
- Hatshepsut ejerció como faraona durante unos 20 años. Organizó varias campañas militares y envió expediciones comerciales para llevar a Egipto bienes exóticos.
- Akenatón gobernó durante el Imperio Nuevo menos de 20 años. Es conocido como el faraón hereje, pues prohibió el culto a los dioses antiguos.
- Keops gobernó durante el Imperio Antiguo y construyó la Gran Pirámide.
- Zoser también reinó durante el Imperio Antiguo y construyó la primera pirámide, la Pirámide escalonada.
- Tutmosis III fue el 6º faraón de la 18º dinastía. Reinó en Egipto durante 45 años y creó el mayor imperio jamás visto en su época.
- Amenofis III fue el 9º faraón de la 18º dinastía. Reinó en el apogeo del poder del antiguo Egipto.
Los símbolos de la monarquía
El faraón llevaba una corona o un tocado con una cobra por encima de la frente. También tenía una cola de toro que salía de su cinturón para demostrar su poder, y una barba falsa, señal de ser una deidad.
Además de lo anterior, existían los siguientes símbolos que diferenciaban al faraón del resto de habitantes del antiguo Egipto.
- La Corona Banca: simbolizaba el control sobre el Alto Egipto.
- La Corona Roja: representaba el control sobre el Bajo Egipto.
- La Corona Doble: combinaba las dos coronas anteriores, con la Corona blanca dentro de la Corona roja. Simbolizaba el poder del faraón en todo Egipto.
- La Corona Azul: un tocado hecho de tela azul y decorado con oro que el faraón llevaba en algunas ceremonias y durante las batallas.
- La Corona Atef: una corona blanca decorada con plumas de avestruz que el faraón portaba durante rituales religiosos.
- El Nemes: una tela que se colocaba sobre la cabeza y caía sobre ambos hombros. Era de rayas azules y doradas. Esta prenda también se puede encontrar en sarcófagos de distintos faraones.
- El Cetro Nejej: tenía la forma de un flagelo. En los sarcófagos suelen aparecer los faraones portado este en una mano y el cetro Heka en la otra, y con los brazos cruzados sobre el pecho.
- El Cetro Heka: un bastón de rayas azules y doradas.
Aspirantes a faraón
La herencia del trono solía pasar del padre a su primogénito, pero a veces había excepciones. Por ejemplo, si el faraón fallecido no tenía descendencia podía reinar su hermano. Si solamente tenía una hija, era el marido de esta que accedía al trono.
Los príncipes sucesores al trono comenzaban a entrenarse desde muy jóvenes. Gran parte de este entrenamiento era físico, pues los faraones combatían en primera línea del ejército. Debían aprender a montar caballos salvajes y resistir carreras de larga distancia. También se les enseñaba a cazar y pescar.
La coronación
Cuando un nuevo faraón iba a iniciar su reinado siempre asistía primero al entierro de su predecesor. Después de esto, comenzaba una serie de ceremonias y festivales que podían durar hasta un año entero.
- La unificación del Alto y Bajo Egipto: una ceremonia que rememoraba la unión de las dos tierras de Egipto.
- La Circunvalación de las Murallas Blancas, esto tenía lugar alrededor de las murallas de la actual Menfis. Simbolizaba el poder del rey y su derecho a tomar el trono.
- La aparición del faraón: se celebraba en la coronación y cada dos años después. Primero aparecía con la Corona Blanca como rey del Alto Egipto, después con la Corona Roja como rey del Bajo Egipcio y por último, con la Corona Doble.
- Fiesta Sed, el rey realizaba una serie de actos que tenían como objetivo la renovación de la fuerza y de la energía del faraón. Esta fiesta se volvía a repetir el trigésimo-primer año de su reinado, y a partir de entonces, cada tres años.
- Festival Sokar, una celebración en la que el nuevo faraón navegaba por el río Nilo con un bota sagrado. Sokar era el dios de la oscuridad, del Mundo Inferior y el protector de los muertos. Esta fiesta se repetía cada seis años.
La vida como faraón
Tras la coronación, los faraones recibían cuatro nuevos nombres, además del que tenían desde su nacimiento.
- El nombre de Horus,
- El nombre de Nebty, que indica que el rey tiene la protección de las dos dioses protectoras del Alto y Bajo Egipto, y que el faraón reinaba en ambas regiones.
- El nombre de Horus de oro, enfatiza la divinidad del faraón.
- El nombre del trono, nombre que recibía cuando era coronado rey.
- El nombre de nacimiento.
El faraón tenía numerosas tareas tanto en el aspecto civil como en el religioso. La población le veía como el Horus viviente y el hijo de Ra, aunque esta creencia se fue debilitando con el tiempo. Solo el faraón tenía la facultad de ofrecer sacrificios a los dioses, pero podía delegar esta tarea en los sacerdotes.
El faraón era, además, el comandante del ejército y el máximo juez. Era considerado esencial para mantener la armonía en el antiguo Egipto y las vidas de sus súbditos en calma.
El entierro del faraón
La momificación y el entierro eran muy importantes. Los antiguos egipcios creían que la preservación del cuerpo garantizaba la supervivencia del alma en el más allá. Tras acceder al trono, el faraón comenzaba a construir su tumba. La localización de estas variaba según dónde se encontrara la capital del reino.
Las primeras tumbas faraónicas fueron las mastabas, unas estructuras rectangulares hechas de adobe o piedra. Imitaban la casa del difunto para que los familiares pudieran llevarle ofrendas. Bajo tierra se encontraba la cámara funeraria, a la que se podía acceder a través de largos túneles verticales.
Estas mastabas evolucionaron en las famosas pirámides. Los faraones se dieron cuenta de que había ladrones que entraba a robar en las tumbas de sus antecesores, por eso se hicieron cada vez más complejas y con más trampas secretas.
En la cámara funeraria, además del sarcófago se depositaba una amplia variedad de bienes. Entre ellos, ropa, muebles, joyería y comida de todo tipo, para que el faraón pudiera disfrutar de todo ello en el más allá. Pero, sin duda, el elemento más importante con el que los enterraban era el Libro de los Muertos, que consistía en una serie de consejos para poder alcanzar la vida eterna.
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